lunes, 20 de julio de 2015

Abejaruco Europeo (Merops apiaster) (II)




En esta entrada me gustaría explicar paso a paso el proceso para conseguir las fotos de la entrada anterior sobre el Abejaruco Europeo (Merops apiaster)No es fácil encontrar explicaciones detalladas, y espero que esta entrada pueda ayudar a quien se encuentre en una situación similar por primera vez. 

Aunque ya he usado la barrera IR en otras ocasiones, era la primera vez que lo intentaba en una colonia de esta preciosa ave, después de mucho tiempo esperando la oportunidad. Mi mayor preocupación era no afectar (o hacerlo lo menos posible) al comportamiento de las aves ni provocarles ninguna molestia para obtener las fotos, por eso también incluiré los pasos previos a la obtención de las fotografías, ya que creo que es incluso más importante que el resultado.

Explicaré el proceso que he seguido e incluir los problemas que me he ido encontrando, para ayudar a evitarlos a quien lo necesite. Y también para dar a conocer el trabajo que puede haber detrás de una foto, para los menos familiarizados con este mundillo.

La colonia la descubrí durante las vacaciones del 2014, sin buscarla. Escuché cantar a un grupo grande y siguiendo el sonido me encontré con una colonia de unas 20 parejas en un terreno privado y vallado... a 15 minutos andando del alojamiento. La foto que abre esta entrada es lo mejor que conseguí en ese momento.

No teníamos ni idea de quién sería el propietario y no teníamos mucho tiempo, así que la idea era volver al año siguiente e intentarlo. Después de la larga espera, los meses previos estuvimos intentando por todos los medios saber de quién era el terreno y pedirle autorización, sin éxito. Hasta el día anterior al viaje, en que conseguimos su teléfono casi por casualidad. Después de explicarle el plan, accedió sin ningún problema.

Debería comentar que estoy acostumbrado a trabajar en Collserola, rodeado de casi dos millones de habitantes... una colonia de Abejarucos en un terreno privado, vallado, en un pueblo de 200 habitantes, donde poder dejar parte del equipo sin preocupaciones... más perfecta, imposible.


DÍA 1
Nada más llegar al pueblo, fuimos a visitar al propietario del terreno, que nos dejó la llave de la valla para poder ir a nuestro ritmo y dejar algo de equipo. Había unos árboles frutales que prometían escondite y sombra en unos días previstos a más de 35 grados... No se podía pedir más.
La colonia de este año era más pequeña, de sólo unas 10-12 parejas.
Para casos como este, en que tienes tiempo de planificar, siempre llevo en el coche una cámara de cartón, hecha con una caja y un tubo de cartón pegados y pintados de negro simulando una cámara de fotos grande. La idea es dejarla horas para que los bichos se acostumbren a tener algo nuevo ahí y ver cómo reaccionan ante ella. Normalmente el seguimiento lo hago con cámara de fototrampeo, pero en este caso tenía la oportunidad de estar presente.
Desde el principio mostraron la más absoluta indiferencia por su presencia, ya que el goteo de entradas a los nidos era constante.
El siguiente paso era ver qué nidos estaban ocupados y con qué frecuencia entraban. Al cabo de unas tres horas observando debajo de un árbol, tenía un par de candidatos en los que entraban sin parar, muy cerca uno del otro y aproximadamente a 1,80m y 2m de altura.
También pude ver que el pico de actividad iba desde aproximadamente las 19 a las 21h, y el propietario me comentó que por la mañana empezaban a las 7.

pareja a la entrada de uno de los nidos "candidatos"


DÍA 2
A las 6, mientras amanecía, dejé colocados algunos pies de flash a cierta distancia para que se acostumbrasen a su presencia. Lejos de los nidos porque no iba a estar vigilando.
A media mañana, tras una visita rápida a la Reserva Natural de Sebes, acerqué los soportes y trípodes a la que aproximadamente sería su posición cerca de los nidos y me quedé observando por si les molestaban o alguno afectaba a la entrada a otros nidos. Ni lo uno ni lo otro.

mi aspecto debajo del árbol

Mientras, desde el árbol, iba grabando algún vídeo para recordar después los nidos que me interesaban y ver la frecuencia normal de entradas de los padres.
En este vídeo se pueden ver algunas de las entradas que grabé:



Por la tarde tenía intención de seguir observando, pero en el último momento decidí montar el equipo a cierta distancia para ver cómo reaccionaban con todos los trastos a su alrededor. Y si de paso caía alguna foto, bienvenida. La idea era encuadrar a los dos nidos candidatos y elegir para el día siguiente el que tuviera más tráfico. Los flashes a mínima potencia para ver como reaccionan al destello. Al final resultó que el sensor se había movido un par de centímetros, lo que unido a la distancia hasta los nidos hizo que estuviera muy desviado. No salió ni una foto en condiciones, pero la parte positiva es que las aves habían aceptado bien la presencia de todo el equipo, y pude elegir nido para el día siguiente.

los círculos rojos corresponden a los nidos en los que me centré

La sorpresa del día fue que al recoger, sobre las 22:30h, nos encontramos a un volantón en el suelo que no había visto antes. No tenía ni idea de cuál era su nido ni de cómo había llegado allí, así que lo cogí y después de comprobar que estaba bien y parecía tener buenos reflejos, supuse que sólo estaba asustado y posiblemente cansado de sus primeros vuelos. Como no tenía ni idea de cuál era su nido, lo dejé en uno de los nidos que había estado observando... aunque sólo fuese para pasar la noche a resguardo de gatos y demás depredadores. Creo que debemos devolver a la Naturaleza una parte de lo que nos ofrece, y no me parecía correcto dejarlo en el suelo abandonado a su suerte.

el pollo en el nido en que lo dejamos... con una luciérnaga suicida

Uno de los motivos de elegir las fechas fue pensando en la posibilidad de que pasara algo parecido. Preferí llegar más tarde, con los pollos a punto de dejar el nido, por si provocaba algún estrés a los padres y retrasaban las cebas por tener el equipo ahí. En caso de provocar molestias y espaciar las cebas, mejor con los pollos ya creciditos que no recién salidos del huevo. De todas formas, si hubiera detectado algún problema o comportamiento extraño, habría desmontado al momento. Creo que en eso la suerte ayudó mucho.


DÍA 3
Día de mi cumpleaños. Amanece. El equipo montado y otra vez a pasar la mañana debajo del árbol. Ni rastro del pollo de la noche anterior... espero que haya tenido suerte!
La idea era pillar a los padres en vuelo entrando o saliendo de las cebas. Quería congelar el movimiento en un intento de fotografía de alta velocidad, aunque sólo con tres flashes.
Elegí un encuadre un poco contrapicado con el nido que estaba a 2m, metiendo un poco de cielo. A las 7 aparecen los protagonistas, empezando a entrar sin ningún problema y sin parar al nido. Algún susto por los flashes, pero las cebas eran constantes. 



La siguiente duda era si habría preparado bien la cámara, ya que cuando había montado el equipo era aún de noche, y no era fácil calcular para conseguir una buena exposición del cielo mientras intentaba congelar el movimiento con los flashes. A las 8 ya estaba seguro de que no iban a quedar bien, así que desmonté cámara, barrera y flashes y dejé todos los trípodes colocados para la tarde.
Me quedé un par de horas más observando y a casa a descargar las fotos.
Amanecía más rápido de lo que había calculado, y aunque la zona estaba en sombra hasta pasadas las 9, la mayoría de fotos salieron quemadas, pero alguna quedó con un toque más artístico que no me acaba de desagradar, aunque no era lo que buscaba:




El problema era que había demasiada luz natural para intentar esta técnica por la mañana... pero por la tarde pasaría justo lo contrario: las primeras fotos serían inútiles, pero a medida que oscureciera irían mejorando...



La barrera la tenía programada para que disparase la cámara durante 2,5 segundos cada vez que detectaba un ave, lo que da unas ocho fotos por entrada... de las cuales sólo dos o tres serán con el ave en el encuadre ideal, y de esas, alrededor de un 20% serían útiles.

Al cabo de una hora la cámara paró de hacer fotos. Sabía que no era problema de la barrera, y de lejos veía que aparecía algo en la pantalla de la cámara... Se había llenado la tarjeta! Tuve que salir corriendo a cambiarla en un momento en que había pocos ejemplares alrededor, que, evidentemente se asustaron al verme. Aproveché para echar un vistazo rápido, cambiar algunos ajustes, la tarjeta y volví corriendo a esconderme, pensando que no iban a volver... Pero volvieron. 
Una hora después tuve que volver a cambiar la tarjeta. Esta vez al salir me sobrevolaban al menos unos 30 ejemplares. Aprovecho para volver a revisar y ajustar, cambio tarjeta y vuelvo a esconderme. Pienso "esta vez sí que no vuelven"... pero vuelven. Dejan de entrar a las 10 de la noche, a 40 fotos del límite de mi última tarjeta.

En unas tres horas entraron más de 60 veces (triplicando a las de esa mañana). Se llevaban algún pequeño susto con los flashes y abortaban alguna ceba, pero no paraban de traer nuevas presas.

Aprox. a las 19:30. Se ven halos debido a la gran cantidad de luz natural

20:30. Van mejorando las condiciones

21:30. El mejor momento... escasos minutos antes de que se fueran a dormir

DÍA 4
Tras pasar toda la noche fotografiando el pueblo, a las 6 volvía a estar todo preparado. El mismo nido de los días anteriores, pero desde otro ángulo, buscando la luz directa del sol. Después de comprobar que por la mañana era inútil usar los flashes, preparé un montaje sencillo, sólo con barrera y cámara, ISO alta y alrededor de 1/2000seg a f/10, con la esperanza de poder hacer algún ajuste a medida que mejorasen las condiciones.
El cable que conecta la barrera con la cámara decide que ha llegado al final de su vida útil... de lo poco que no tenía repuesto.
Después de los correspondientes segundos de estrés, recuerdo que los transmisores que utilizo para los flashes también permiten disparar la cámara usando uno como mando a distancia desde mi escondite... después de darme problemas en otras ocasiones, no tenía mucha confianza en ellos, pero los días anteriores habían funcionado muy bien, así que probaremos... para mi asombro, funcionaron a la perfección. Para quien le interese, son los Yongnuo RF-603C, muy limitados en cuanto a funciones, pero a unos 40eur la pareja, contra los 400 de otras marcas... 





Por la tarde, cambié de nido a uno que estaba a aproximadamente medio metro del suelo, para cambiar un poco de registro, y hacer alguna foto desde la misma altura del nido o un poco desde arriba.
El cable seguía sin funcionar, así que volví a confiar en los transmisores... esta vez añadiendo los tres flashes al esquema.
Como eran "novatos" en esto, los padres desconfíaron de todo el montaje. Les dejé entrar varias veces sin disparar la cámara para no asustarlos, pero al primer flashazo se asustaron. Después de abortar algunas entradas, desmonté y los dejé tranquilos, llevándome sólo un par de fotos del adulto a la entrada del nido, y además desenfocadas porque había preenfocado más cerca para cogerlos en vuelo al entrar y salir...



DÍA 5
Último día. 6 de la mañana. Elegí el mismo nido de la tarde anterior... al no necesitar flashes tenía la esperanza de no asustarlos. Encuadré intentando meter algo del fondo de rocas y hierbas. Mismos parámetros que la mañana anterior, sin flash y otra vez usando el disparo a distancia.

Mientras los padres dudan, otra de mis aves favoritas hace una aparición sorpresa y se dirige a una zona a unos dos metros de donde había enfocado... aunque sé que es una foto inútil, que va a salir desenfocada, no puedo resistir la tentación de disparar mientras pienso "ya te pillaré, ya..."

Abubilla (Upupa epops), una asignatura pendiente...

Poco después, uno de los padres aterrizó en el nido. Decidí darle tiempo y no disparar, así que les dejé entrar dos o tres veces más. Cuando parecía que cogían confianza, empecé a alternar entre disparo y no-disparo. En algún momento aproveché para acercarme, echar un vistazo rápido a los resultados y cambiar un poco el encuadre.

Entre ceba y ceba aparece el vecino ruidoso que intenta entrar en el nido:


Gorrión Chillón (Pretonia pretonia) un poco despistado

Según avanza la mañana, con los padres llamándolo desde el suelo y tentándolo con una jugosa cigarra, un pollo asoma la cabeza al exterior, probablemente por primera vez...



Decidí alargar la espera a ver si con un poco de suerte conseguía captar el momento de la llegada de un adulto mientras el pollo estaba asomado, pero después de un par de horas puedo confirmar que cada vez que volvían los adultos, el pequeñajo retrocedía... lástima, habría sido el remate perfecto.






CONCLUSIONES
- La barrera IR es una herramienta brutal para la fotografía de Naturaleza, pero tiene algunas pegas: si por accidente se mueve el sensor y no te das cuenta, puedes llenar la tarjeta en un momento con fotos "a la nada"... o no hacer ni una. También, según lo que busques tienes que calcular el tiempo durante el que se estarán haciendo fotos... En mi caso, para asegurar tanto la entrada como la salida, la tenía programada a 2,5 segundos, con el cálculo de fotos que he hecho antes. Eso son muchas fotos inútiles ocupando espacio en la tarjeta. Además, hay que tener en cuenta el retraso (mínimo) desde que el sensor detecta al bicho hasta que se hace la foto.

- Las ventajas están fuera de toda duda: es una herramienta relativamente asequible, imprescindible para fotografiar animales nocturnos que no acepten nuestra presencia, como la Gineta. También cuando buscas la precisión de la alta velocidad, la barrera IR es tu mejor amiga. Son fotos que sin ella serían prácticamente imposibles de hacer. Yo uso la AMJ y no puedo estar más contento con ella: precisión absoluta, sin espejo, un retraso mínimo y ni un solo problema en los años que hace que la tengo.

- No todo lo chino es tan malo... estoy muy sorprendido con el buen funcionamiento de los Yongnuo RF-603C (ver en Amazon), que junto con el flash Yongnuo YN560-III (ver en Amazon) forman un gran equipo... aunque nunca me he fiado mucho del "Made in China". También uso dos flashes Canon (580EXII y 430EXII (ver en Amazon), ambos con unos añitos encima y con nuevas versiones) que funcionan muy bien y tienen más funciones, pero por sus precios podría comprarme 5 Yongnuo. Los mantengo "por si acaso", ya que éstos los puedo sincronizar a alta velocidad y el chino no. 

- En este caso me ha parecido más útil usar el disparo remoto que la barrera. Me explico: con la barrera, la cámara hace fotos (y ruido, y destellos de los flashes si los hay) cada vez que un ave corte el haz infrarrojo, desde la primera a la última. En cambio, usando el disparo remoto se puede controlar cuándo hacer la foto y la cantidad de ellas. Es una manera muy útil de no estresar al animal y elegir cuándo hacer foto y cuándo dejarlo tranquilo. Y de ahorrar espacio en la tarjeta. A partir de ahora será la opción que utilice en caso de poder estar presente y controlando la situación. Para alta velocidad o cuando no pueda estar delante seguiré confiando en la barrera y su precisión.

- Supongo que su alimentación dependerá de la zona y lo que haya disponible, pero los Abejarucos de esta colonia cazaban de todo menos abejas (importante saber el descenso en las poblaciones de abejas, como comenté en esta entrada). En las cebas que captó la cámara, aproximadamente un 60% de las presas que llevaban eran cigarras, 20% hormigas aladas o similar, 10% libélulas o mariposas y 10% o menos abejas, avispas y abejorros.

- Me llamaron la atención tres aspectos de su comportamiento: el primero es lo lejos de la colonia que pasaban la noche los adultos. El segundo era ver cómo en algunos nidos eran tres o más adultos los que aportaban presas (en teoría jóvenes "solteros" del año anterior que ayudaban a sus padres). Por último, era muy curioso ver a los adultos llamando a los pollos con comida desde el suelo para animarlos a salir del nido por primera vez... ya conocía ese comportamiento, pero no lo había visto nunca en directo.

Para acabar, algunas de mis fotos favoritas, después de una de las selecciones más difíciles que he tenido que hacer... Para ser la primera vez con los Abejarucos estoy muy contento con el resultado:








Después de unas 30 horas con ellos, observándolos, viendo su comportamiento, disfrutando de sus vuelos y sus cantos (días después aún me parecía oírlos) , me gustan todavía más que antes. Puede que el año que viene repita, puede que esta vez prepare un posadero y cambie el registro totalmente... Pero falta un año. En breve nos dejarán para pasar el invierno en África, pero volverán, y les estaré esperando.





Me gustaría mencionar a Enric, el propietario del terreno, y agradecerle su ayuda, ya que sin él no habría podido hacer unas fotos que ya llevaba demasiados años buscando. Y a Neus, porque sin su ayuda y su serenidad en los momentos en que todo parece que va salir mal, tampoco habría sido posible. Y a Victoria, por ponernos en contacto con Enric!

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