lunes, 13 de julio de 2015

Abejaruco Europeo (Merops apiaster) (I)




EL PROTAGONISTA
El Abejaruco es posiblemente el ave más vistosa que podemos encontrar en la Península. Con un canto fácilmente reconocible, alegra nuestros veranos con sus continuas idas y venidas en busca de insectos.

Su plumaje de tonos azules en el pecho, verdosos en el vientre, garganta amarilla, antifaz negro, dorso rojizo... abarca prácticamente todos los colores del arco iris. Los ojos son de color rojo y el pico alargado típico de insectívoro. Las dos plumas centrales de la cola en los adultos son un poco más largas que el resto. Su vuelo ágil y ligero es todo un espectáculo, sobretodo cuando sopla un poco de viento y planean prácticamente en el mismo sitio sin aparente esfuerzo.

Su longitud es de entre 25-30 centímetros, la envergadura oscila entre los 35-40cm y su peso es de 50-70 gramos. Suele desplazarse en grupo en busca de alimento y anidar en colonias que pueden albergar a cientos de parejas, aunque cada vez es más difícil encontrar estas grandes colonias.

Macho y hembra son muy similares en su coloración, con algunos tonos más verdosos para la hembra. La silueta en vuelo es inconfundible, así como su canto, que podemos disfrutar en éste vídeo. Los ejemplares juveniles tienen un color más apagado, con la línea negra que delimita la garganta más difusa.




Se trata de un ave especializada en la caza de insectos en vuelo. A pesar de lo que su nombre indica, no se alimenta sólo de abejas, sino que es un consumidor habitual de libélulas, mariposas, abejorros, cigarras, avispas... cualquier insecto alado puede acabar en su menú. Los insectos más grandes o con aguijón los mata golpeándolos contra su posadero habitual antes de poder tragarlos sin peligro. En los alrededores de sus colonias o posaderos es fácil encontrar pequeñas egagrópilas con los restos no digeribles de los insectos que han consumido.

Como en el caso de la Golondrina Común, es un ave migratoria que nos visita en verano para reproducirse y pasa el invierno en el África tropical. La llegada se produce en marzo-abril e inmediatamente el macho empieza a intentar ganarse los favores de la hembra ofreciéndole insectos. A mediados de agosto emprenden el largo viaje de vuelta hasta África.

Aunque se le puede encontrar en gran variedad de hábitats, el Abejaruco prefiere zonas donde haya taludes y cortados de tierra blanda donde poder excavar su nido, casi siempre en colonias formadas por varias parejas. Muestra preferencia por áreas abiertas de clima mediterráneo por debajo de 1.500m donde encontrar insectos con facilidad. En la Península está presente en la mayor parte del territorio, exceptuando Galicia, costa cantábrica y Pirineos.


Abejarucos tomando el sol después de un baño de tierra para eliminar parásitos.

El nido es una galería de entre 50-200cm que excavan ambos progenitores usando el pico para cavar y las cortas patas para extraer la tierra. Tardan aproximadamente dos semanas en acabarlo. En el interior no colocan ningún revestimiento para hacerlo más confortable ni limpian los excrementos de los pollos, por lo que no repiten nido varios años seguidos. Los nidos abandonados suelen aprovecharlos otras aves como el Gorrión Chillón (Petronia petronia), su compañero de colonia más habitual, o pequeños mamíferos, incluso conejos.

La puesta consta de unos seis huevos de media que incubarán macho y hembra. Aproximadamente a los 20 días se produce la eclosión, con una diferencia entre cada huevo igual a la diferencia en el momento de la puesta (si entre el primer huevo y el último hubo una diferencia de una semana, esa diferencia será la misma en el momento de la eclosión). Esta táctica, típica de las rapaces, favorece la supervivencia de los primeros pollos en nacer en caso de escasez de alimento.
Ambos padres aportarán insectos de forma casi continua en el nido, a menudo ayudados por jóvenes del año anterior que no han encontrado pareja.
Hacia las tres semanas de vida los pollos empiezan a asomar la cabeza fuera del nido, empezando a volar a las cuatro semanas (principios-mediados de julio). Una vez que han dejado el nido se unirán a sus padres en la búsqueda de alimento y en la preparación del viaje a África, abandonando la colonia hasta la próxima primavera.




CONSERVACIÓN
La población estimada en España es de unas 100.000 parejas, aproximadamente el 25% de la población europea. 
Debido a su dieta, el Abejaruco es un ave odiada por muchos apicultores, lo que se traduce en una persecución directa por parte de algunos, aunque también se ha visto favorecido por los taludes derivados de la construcción de carreteras y vías de tren que le proporcionan nuevas zonas donde criar.
La presión urbanística y turística ha propiciado el abandono de las grandes colonias de cientos de parejas que se podían encontrar antes, siendo éstas en la actualidad más pequeñas y dispersas en general.
El uso de insecticidas industriales en los cultivos tampoco resulta de gran ayuda para estas coloridas aves.
En algunos casos, los propietarios de los terrenos donde instalan sus nidos tampoco están muy contentos con su presencia, ya que pueden dejar un talud agujereado como un colador, pudiendo llegar a provocar problemas en cultivos situados en la parte superior. En estos casos optan por tapar la entrada a los nidos con piedras. Aunque no es una práctica con la que esté de acuerdo, la entiendo, y lo único que puedo decir es que en caso de hacerlo, se bloqueen los nidos en otoño o invierno, cuando haya total certeza de que están vacíos.




LA FOTO
En la próxima entrada explicaré paso a paso el proceso para conseguir algunas de las fotografías que acompañan a esta. No porque sea la mejor manera de hacerlo, sino porque es la que a mí me ha funcionado... siempre desde el respeto al ave y primando su bienestar por encima de todo.
No es fácil encontrar explicaciones "paso a paso" de muchas situaciones y espero que a alguien le pueda ser útil, aunque sea para evitar los errores de las primeras veces.
También creo que es importante que quien no sabe cómo funciona la fotografía de Naturaleza conozca un poco el (a veces larguísimo) proceso que lleva conseguir la foto que buscas... no se trata de llegar, apretar el disparador e irse a casa con la foto, o pasarse horas tergiversando la realidad en Photoshop...
En este caso, como aperitivo, fueron necesarios cinco días (porque no tenía más), unas 30 horas y más de 1000 fotografías para conseguir las 30 con las que estoy realmente contento.



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