lunes, 16 de febrero de 2015

Sapo Corredor (Epidalea calamita)







EL PROTAGONISTA
El Sapo Corredor es un sapo de entre 3 y 9cm, con la cabeza más ancha que larga y el hocico corto y redondeado. La pupila es horizontal y el iris amarillo-verdoso con vetas negras. La piel es muy verrugosa y con una coloración entre verde y marón con manchas más claras. Muchos ejemplares tienen una línea más clara en la espalda, desde la cabeza a la cloaca. Tiene las patas cortas y se desplaza más a menudo caminando o corriendo que saltando (de ahí su nombre).
Se le puede encontrar en una gran variedad de hábitats, como cultivos, canteras o bosque mediterráneo, generalmente en zonas más secas. Se adapta muy bien a las charcas temporales (charcos, cunetas, zanjas...) y soporta aguas relativamente salobres. Se distribuye por prácticamente toda la Península Ibérica, siendo menos frecuente en la zona Cantábrica.

Hacia el sur de la Península, su época reproductiva empieza a finales de invierno, y a medida que vamos hacia el Norte se va retrasando hasta mediada primavera o principios de verano en las cotas más altas. Después de llover, durante esta época, es frecuente encontrar a coros de machos croando alrededor de charcas temporales para intentar atraer a las hembras, que acabarán poniendo entre 3.000 y 4.000 huevos, de los que aproximadamente el 1% llegarán a adultos. Su máxima actividad suele ser entre 2-3 horas después de la puesta de sol y hasta 2-3 horas antes de amanecer.

Los adultos se alimentan de insectos y larvas, y los renacuajos son principalmente herbívoros.

Como otros sapos, el Sapo Corredor tiene detrás de los ojos unas glándulas que producen una substancia tóxica que usan para ahuyentar a sus posibles depredadores. No es peligrosa para el ser humano, aunque es recomendable lavarse las manos después de tocarlo. Pero es más recomendable no tocar a ningún tipo de anfibio, veamos por qué...





CONSERVACIÓN
Afortunadamente, el Sapo Corredor es una especie relativamente abundante, y catalogada como "preocupación menor" por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN)

Los anfibios en general son uno de los grupos más amenazados, con un tercio de sus especies en claro declive: destrucción y fragmentación de su hábitat, cambio climático, especies invasoras y enfermedades son algunas de las amenazas a las que deben enfrentarse.

Entre las enfermedades, el hongo Batrachochytrium dendrobatidis es una de las principales amenazas. Se trata de un hongo que afecta a la piel de los anfibios e impide que puedan absorber humedad y oxígeno a través de ella, provocándoles la muerte. El comercio de mascotas es una de las causas de la expansión de este hongo.

Las personas podemos llevar esporas de este hongo en las manos sin darnos cuenta y sin que nos afecte, y al intentar manipular un anfibio se lo podemos transmitir, lo que es una condena a muerte casi asegurada. Por ese motivo no es recomendable manipularlos si no es necesario, y si lo es, hacerlo usando guantes de látex.

El hongo no aguanta las altas temperaturas, y el Sapo Corredor prefiere zonas más áridas y con charcas expuestas al sol, lo que podría jugar a su favor.

En julio de 2014 se publicó un artículo en la revista Nature en el que se hablaba sobre la posible inmunidad de ranas expuestas en laboratorio a este hongo, después de mantenerlas en terrarios a altas temperaturas que provocaban la muerte del hongo.





LA FOTO
Las tres fotos están hechas cerca del Delta del Ebro, en una zona de cultivo.


Durante un paseo por un olivar después de llover, me encontré a esta pareja en un momento íntimo y con un invitado dispuesto a jugarse la vida... así que tocaba echarse al suelo, llenarse de barro e intentar aprovechar el momento, que duró apenas unos segundos.
1/100seg, f/2,8 para aislar al saltamontes e ISO 50.



Los dueños del terreno habían construido un pequeño estanque y cada noche se llenaba de machos en busca de hembras. En este caso se trata de un macho en la típica "pose de ligoteo".
1/60seg, f/2,8 e ISO 125. Flash sobre zapata porque era uno de los primeros intentos y no sabía hasta dónde me dejarían acercarme.



Este es un ejemplar que se acercaba tranquilamente a la fiesta del estanque.
1/60seg, f/2,8 para dar todo el protagonismo a los ojos, e ISO 320.  Flash en mano por encima del animal y un poco a la izquierda a la distancia que el cable me permitía.

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